“EL CARBONERO” (Antonio Manchón Jiménez): Natural de Nerpio (Albacete). Su actuación arranca en la primavera de 1940, tras su fuga de la cárcel de Cuevas del Almanzora (Almería). Partiendo de sus bases de la Sierra de los Filabres llegará a dominar dos zonas muy concretas: por el norte, la de Bayarque-Tijola-Lúcar, y por el sur, la de Gérgal-Tabernas. En estos últimos pueblos, tanto la partida del «Carbonero» como otras partidas almerienses, tuvieron puntos de apoyo seguros durante largos años. Esto se debía a la existencia nómada de la familia del “Carbonero”, cuyo apodo le viene de su oficio, que era también el de su padre , con la que el jefe de partida había recorrido, desde sus más jóvenes años, todas las zonas montañosas de Almería y parte de las de Granada, en las que, tenía numerosos amigos y simpatizantes. En el verano de 1941 traslada sus bases hacia el norte: a la Sierra de las Estancias, desde donde batirá la zona de Huércal-Overa Partaloa, Chirivel, El Contador y Oria y la de Puerto Lumbreras (Murcia), ya que uno de sus lugartenientes “el Chófer", conocía bien, gracias a su antigua profesión de camionero. Pero en Majada de Masegosas, un paraje de Venta del Peral, dependiente municipio de Cúllar (Granada), "Carbonero" fue víctima de una encerrona que le preparó un falso enlace, en noviembre de 1941, en la que murió junto a su compañera sentimental, Isabel Navarro Sánchez, en una cueva que fue atacada con bombas de mano por la Guardia Civil. La partida quedó bajo el mando del «Chófer» durante un tiempo y luego los restos de la misma fueron absorbidos por la de "los Matías", de Granada.
“El Carbonero. Vida y andanzas”. Edita: Arráez Editores (2009). Autor: Damián Alonso Pedrosa. ISBN: 978-84-96651-58-6. En Almería no hubo una agrupación guerrillera constituida como tal, pero si existió resistencia armada al franquismo en sus montes. Dos evadidos de las cárceles de posguerra, «El Carbonero» y «El Espaílla» protagonizaron acciones, unas veces políticas y otras de simple supervivencia. La investigación un tanto particular que el autor pone en nuestras manos, es la vida en la sierra de estos dos huidos, y está confeccionada a partir de los relatos orales y documentación diversa. Sin dejar de lado la procedencia política de cada uno, el autor considera más bien como una especie de bandolerismo social las actuaciones de estos huidos, con algunas valoraciones personales un tanto fuera de lugar, de los hechos de estos dos guerrilleros. Encontraremos un capítulo con el siguiente título: “Acciones de bandolerismo más destacadas”. Confeccionaron artesanalmente panfletos que usaron en las fiestas de El Contador. En el que adjunto más abajo se puede leer, de una manera burda e infantil, como no podía ser de otra manera, un bando dirigido a la población. El oficio de Carbonero exigía que la familia al completo, niños incluidos, trabajaran para poder malvivir. La escuela era el último lugar que muchos niños de la época pisaban para aprender algo, y «El Carbonero» y su compañero «El Espaílla» no eran una excepción.
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