Onofre Sánchez Rodríguez

Onofre Sánchez Rodríguez, orialeño apasionado del rock y amante de la música en general desde muy pequeño, encuentra su interés por la guitarra cuando decide apuntarse en la rondalla municipal en 1996. Un par de años después, los rugidos de las guitarras de Metallica despiertan en él la pasión por el rock. Tras comprar su primera guitarra eléctrica en 1998, forma su primera banda con unos amigos. Ha pasado por varias bandas de rock: Vello Puvikoq (Oria), Kurt ( Olula del Rio), Assania (Velez Rubio) con quien graba su primer disco y Alta tensión, su banda actual. Para finales de año comenzará la grabación de su primer disco de composiciones propias. Dejando a un lado la fuerza del rock, y acompañado de una guitarra española, interpreta para su público diversas canciones que van desde el pop de The Beatles a la música de cantauores españoles como Victor Manuel.

Marc Maxwell

Marc Maxwell trabajó inicialmente como asistente de artista músico Brian Eno en una serie de proyectos relacionados con la serie y los diseños de iluminación para espectáculos musicales en vivo titulado 'Noches de Opal. Los diseños se incorporarían esculturales formas suspendidas con proyecciones de luz. Una serie de proyectos siguieron con Maxwell para la creación de conceptos vídeos pop, danza contemporánea, exposiciones y eventos en vivo tales como Amnistía Internacional. Más recientemente, el artista se ha concentrado en instalaciones específicas, incluyendo las iglesias y una instalación de luz cinética en el río Támesis, está prevista para 2010. Un tema común en la obra de Mark Maxwell es la transformación de los materiales y también su traslado a fin de mostrar cualidades en el material que normalmente no son visibles. Instalaciones recientes de vídeo implica la transformación de los metales mediante la técnica de la electrólisis. Un proceso exploró por primera vez por el artista en 1995. Las reacciones no se ven a menudo en las prácticas normales se hacen visibles para el ojo con la colocación exacta de las cámaras de vídeo. Una instalación de vídeo titulada "Elementos" reveló una colisión entre el microcosmos y el macrocosmos en donde las limitaciones de escala y la física ya no se aplica. Instalaciones de la Iglesia implica tomar comunes materiales que se encuentran características específicas del lugar (en un proyecto reciente - cera de la vela) y la manipulación de grandes cantidades de este material en una nueva escultura de respuesta - 'Expiación'. Asimismo, la improbable combinación de losas de cera caliente y tubos de luz acoplados entre sí, deben mostrar un estado de crisis, sin embargo un estado de equilibrio se alcanzó con ninguno de los componentes conceder un gol en una escultura de luz titulado "Medidor". Otra instalación involucrada una pared blanca de la galería se transforma en un gigante blanco en el teclado Braille blanco con el espectador ante el reto de descifrar la frase con un gráfico en Braille. Sus cuadros están influenciados directamente por sus experimentos de vídeo, pinturas al óleo y hoja de metal están dispuestos al azar y dorado a los paneles de aluminio. Las apariciones de las obras de arte, aparentemente en un estado de flujo de evocar paisajes abstractos sometidos a una pátina química. La relación de Marc con nuestra tierra es profesional y personal, vive en El Campillo y ha grabado un corto titulado "Naturaleza Muerta" donde se recogen parajes de nuestro pueblo y comarca, además el Ayuntamiento de Oria ha colaborado en la financiación de dicho corto, expuesto en los festivales de cine más prestigiosos del mundo. www.maxxart.com

A. D. Oria

Desde esta página se ha querido realizar un pequeño homenaje a aquellos deportistas que llevaron el nombre de Oria en su camiseta, jugando al fútbol en una época de difícil transición, pero con el esfuerzo y la voluntad de aquellos que aman lo Recreación del escudo originalque hacen. Desde el 1978 hasta el 1982, estos muchachos estuvieron luchando en la 2ª Regional y por último en la 1ª Preferente. La Agrupación Deportiva de Oria, fué un referente para el deporte local, no habiendose igualado tal representación deportiva hasta hoy en día.
Los datos aquí reflejados se han recopilado de fotografías que me han prestado algunos de los jugadores y otros fruto del recuerdo, si alguien quiere aportar algo más o rectificar alguna cosa ruego se ponga en contacto conmigo, gracias.
Andrés Martínez :: 619900009

Fernando Alchapar

Fernando Alchapar (Oria, 84 años), recuerda la sublevación del 18-J y la posterior guerra en nuestra comarca. Han pasado 75 años. Los suficientes como para saber que todas las heridas causadas por una guerra fratricida tardan mucho más que ese tiempo en curarse por completo. Por eso, cuando Fernando Alchapar Fernández (Oria, 1927) recuerda los días de la sublevación militar del 18 de julio de 1936 y de la posterior Guerra Civil, no cuenta que su familia sufriera amenazas, insultos o chantajes. Habla de personas “que les molestaron”. Quizás también por ese motivo, este vecino de la pedanía orialeña de Los Cerricos y de 84 años, no se atreve a hablar de enemigos ni de bandos contrarios, sino de personas “que no se portaron muy bien” con ellos. Mientras que Melilla era testigo de una sublevación militar dirigida entre otros, por un tal Francisco Franco y que desembocó en la cruenta Guerra Civil Española; y el general Saliquet Zumeta se encargaba de anunciar el día del alzamiento en Almería, Fernando Alchapar era un niño de nueve años que correteaba por una plaza de tierra junto a sus primos en una tranquila pedanía de la sierra almeriense. Como niño de nueve años de los de entonces -al igual que los de ahora-, si Fernando había oído hablar alguna vez de política en casa, no se había enterado. Entre otras cosas, porque su familia se mantuvo siempre al margen de partidos políticos y conflictos con los vecinos. Al menos hasta julio de 1936. El entonces niño que fue testigo del desarrollo de la Guerra Civil pertenecía a una familia acomodada y sin grandes necesidades. Eso les hizo estar en el ojo del huracán incluso antes de que la guerra diera comienzo. Aunque Fernando reconoce que también en su pueblo “se molestó a gente”, añade que las muertes más próximas se produjeron en Chirivel, a algunos kilómetros de su hogar. “Un cura y un policía de paisanos fueron abordados por los pasajeros de un camión que venía procedente de las minas de Serón al empezar la guerra. Sabían quienes eran y por eso después los mataron”, cuenta. Se resiste a detallar en qué consistían esas “molestias” originadas por otros vecinos, pero tras insistirle, termina confesándolo. “Mis padres tenían tierras y trigo y con cualquier excusa la gente llenaba los costales y se los llevaban, igual que el jamón. Por entonces se decía que se 'requisaban' esos productos”.
Crispacíon política. La tensión y el miedo de aquellos días hizo que su padre “se retirara” a Chirivel en varias ocasiones cada vez que le avisaban “de que iba a venir alguien de fuera. El odio político era entonces más cruento. Ahora todo el mundo habla, pero todos tienen una paga y su casa. Antes había más gente en una situación de pobreza extrema”, recuerda. “Hasta aquí sólo llegaron los reflejos de la guerra”, afirma Fernando, que continúa relatando episodios de aquellos días negros, y que lejos de ser simplemente reflejos, suponían la realidad a pequeña escala de lo que estaba sucediendo en todo el país. Como ejemplo, las diferencias entre miembros de un mismo bando, el republicano, que también tuvieron su particular “reflejo” en una calle cercana a la casa de Fernando. “Hubo un incidente cerca de la plaza, recién comenzada la guerra, que recuerdo. Vino un maestro de Olías, que era de izquierdas. Llegó para agitar a la gente. De repente salió un vecino de su casa y dijo que todo lo que estaba contando era mentira. Lo curioso es que también era de izquierdas, pero tenía unos ideales completamente diferentes”, relata. Tal era la tensión de aquellos días que hasta el modo de saludar fue motivo de crispación y polémica en una pedanía tan pequeña como la de Los Cerricos. Bastó con que un vecino saludara al otro con un “adiós” en lugar de decir “salud” para que fuese reprendido y zarandeado por otro vecino según cuenta Fernando, quien a sus 84 años conserva toda su lucidez. No es de extrañar que siendo entonces un niño de entre nueve y once años, este anciano recuerde como uno de sus mayores miedos a un ente sin rasgos definidos, y que adquiere una forma casi abstracta cada vez que se refiere a ellos: “los de fuera”. Los mismos por los que su padre se tenía que esconder en un pueblo lejos de su familia y los mismos que protagonizaron otro percance que quedaría en su memoria para siempre. “Mi abuelo, que era el sacristán, vivía al lado de la iglesia y estaba mayor, ya en cama. Vinieron los de fuera y dijeron que iban a tirar las campanas de la iglesia y que no sabían si caerían o no sobre su casa. Las tiraron y cayeron en la plaza haciendo un gran agujero”.
Poético final. Pasaron tres años y entre miedos, rencillas y rumores, la guerra terminó. En una pedanía de la sierra no era fácil estar al tanto de lo que ocurría más allá de los límites provinciales. Paradójicamente, la noticia del fin de una de las guerras civiles más cruentas de la historia de España, llegó en forma de poesía. Un vecino republicano de Los Cerricos, Antonio Marchán, escribió a su mujer, desde el frente, una poesía que Fernando recuerda con claridad: “Mujer, no sufras más que la guerra se ha 'acabao', y ahora te toca reír, que bastante habrás 'llorao'”. Peculiar modo de anunciar el fin de una guerra. Los hombres malos de fuera no volvieron y Fernando tampoco recuerda ver, acabada la guerra, a aquellos que antes “molestaban” a su familía. “No se veía por la calle a los que perdieron la guerra. Luego se tuvieron que marchar a Francia, a Barcelona... Se fueron poco a poco, como gotas de agua”. Fuente: Noticias Levante