Según Florian Do Campo, los orígenes de Oria podrían estar sobre el año 200 A. C. con el asentamiento del pueblo Oretano aquí en Oria y se basan en esta afirmación de escritos griegos. "...de los pueblos de la Lusitania el más al Sur era el de los Oretanos..." "...La Villa de Oria, de quién los cosmógrafos confiesan haber tomado el nombre de Oretanos, y junto con ella la que los griegos decían Cataoria, que significa en su lengua, lugar situado cerca de Oria..."
Francisco Martínez Teruel
Sor Rosenda Granados
Luis Caparrós Mirón
Baltasar Lirola Arqueros
Baltasar Lirola Arqueros fue un poeta, intelectual y canónigo español nacido en Dalías, provincia de Almería el 5 de enero de 1798 y fallecido en Granada en diciembre de 1849. Hijo de Baltasar Lirola y Rosa Arqueros, ingresó en 1813 en el colegio-seminario de San Dionisio del Sacromonte granadino, donde estudió filosofía y teología, materias en las que se doctoró en 1816 por la Universidad de Orihuela (Alicante). Fue nombrado secretario episcopal de Málaga en 1826 y ejerció como párroco del pueblo de Oria (Almería) durante tres años. En 1830 ganó el puesto de canónigo lectoral de la catedral de Guadix (Granada), pero renunció a tal prebenda. En 1831, no obstante, obtuvo la canongía de la colegiata del Sacromonte, de cuyo colegio fue rector y donde impartió clase a, entre otros, el escritor cordobés Juan Valera. Fue gran orador y colaborador de revistas y periódicos, profesor, bibliófilo y pintor aficionado de cuya mano se conserva alguna obra pictórica apreciable. En lo literario, destacó en poesía, siendo su composición más célebre la oda Sierra Nevada. Su obra fue elogiada, entre otros, por su alumno, el citado Valera, por Pedro Antonio de Alarcón, y por José de Ramos López.
Andrés Navarro Galera
José Luis Masegosa Requena
Fue
delegado de Canal Sur Televisión en Almería durante el periodo 1993-1994.
La seña de identidad que le define es el de un gran periodista, pegado a
su tierra. Buena persona, contrastada en distintas “pruebas de algodón”. Masegosa
es una persona poliédrica, un periodista que documenta las historias humanas
mejor que nadie. Su sabiduría es grande para saber cómo afrontar con tolerancia
las miserias humanas. Sigue convencido de que éste es el oficio más bello del
mundo por mucho que la crisis golpee y haya pérdida de credibilidad. Traslada
un periodismo sereno y literario. Algunos lo perciben como un ser
introvertido que evita hablar a todo el mundo de sus problemas. Ha tejido
una buena gavilla de amigos por todas partes. Su
mirada irónica y vivaz busca la verdad, sobre todo en las historias en las que
hay aspectos humanos que sirven de ejemplo a los demás. Recuerdo que en una
ocasión, el coordinador de Canal Sur Televisión Aurelio Capa me dijo que como
Masegosa no hay nadie para entrevistar y contar la memoria de ciudadanos
anónimos.Es
quien mejor documenta las historias. Ahí están sus trabajos sobre Francisco
Ayala, José Saramago, Morente o Carlos Cano, sin olvidar a los personajes
anónimos. Es coautor de distintas publicaciones como la Enciclopedia General de Andalucía, que dirige su amigo Antonio Ramos, con el que
cofundó el extinto Diario de Granada
en 1982. Ha sido
jefe de Prensa de la
Diputación de Granada y ha participado en varios cursos de
verano como ponente. Tiene en su poder el Premio Internacional de Novela Corta Ciudad de Martos (1986) con Yo, niña bien; el primer premio de
relatos Mahimón 1982 con Monólogo para tarde de lluvia; el premio
Álvarez de Sotomayor de cuentos con Sinfonía estival para un niño del Almanzora
y coautor de Crónica de un sueño
(2005). Con el Sindicato de Periodistas publica estos días un trabajo inédito
sobre la inmigración. Oria es
su verdadero sitio y el lugar que le hace más humanista con la conclusión de
que el mal no conduce a ningún camino. Algún día escribiremos sobre sus
personajes como el estilista, la pastelera, del amigo Tomás Gallego, o del
agitador cultural Ginés Reche. Creo que este embajador de Almería aporta mucho
más de lo que recibe. Periodista auténtico sin egos revueltos, que diría Juan
Cruz. Crónica de Antonio Torres, doctor en periodismo.Sebastián Elquagaci
ras. El cabecilla de los moriscos de Oria, Sebastián Elquagaci, contó a los inquisidores de Cuenca que “había hecho guado lavándose las manos, cara, brazos, piernas, partes vergonzosas detrás y delante y otras partes del cuerpo, y luego se ponía camisa limpia y acudía con los demás moros a la iglesia de Purchena a hacer la zala y la hacía alzando y bajando la cabeza, diciendo alahabar, como lo decía y hacía la persona que les enseñaba...” Luis Hazen, morisco de Huércal, dijo que a los entierros solamente asistían los hombres e iban diciendo unas palabras, que recordaba –“Leyla laylala Mahamet la colola calala alay guacala Mahamet la colala”- pero no sabía lo que querían decir. Más info... Juan Chacón, Escultura en Almería
sión, simbiosis entre madera y mármol, ahondando en la esencia de materias ancestrales y nuevas. Códigos de sueños despiertos, difuminan la realidad rebasando el límite de lo cotidiano convirtiendo su arte en complejos universos simbólicos: luces, sombras, olores, esencia de vuelo libre. Tú y la materia antropomorfa. Foco inspirador, contenedor de vivencias, necesidad en expresar vetas de emoción. Difícil sencillez de sugerencias abstractas para llegar a la perfección sublime de la belleza. Fuente: Web PropiaJoaquín Sánchez y Andrés Martínez, trabajadores del Túnel de Encinacorba
del Puerto de San Martín, cuando se estaba construyendo un túnel, se había producido un derrumbamiento durante los trabajos de perforación, quedando sepultados diez trabajadores. El suceso fue así. El día 30 de septiembre a las cinco de la tarde el capataz colocó los cartuchos de dinamita que forman el barreno y a las cinco y media entró de nuevo para ver el resultado que no reparó nada anormal. A las siete de la tarde entró el turno de noche a realizar los trabajos y a las ocho y media un derrumbamiento sepultó a los obreros León Sánchez, Andrés Martínez y Adolfo Sancho. A los gritos de auxilio, los restantes compañeros acudieron en su ayuda y otro desprendimiento sepultó a los que trabajaban en socorro de los primeros aprisionados por las tierras. En el túnel por la boca Sur, a unos 220 metros estaban los primeros escombros del derrumbamiento, y a unos diez metros sepultado el capataz Salvador Miguel y el obrero Florián Casanova. El primero era natural de Fortanete (Teruel), tenía 35 años, con esposa y dos hijos. Florián joven de 1
8 años, soltero y de Encinacorba. Los restantes fueron: Félix Zuazo, capataz, soltero, natural de Aulesti (Vizcaya); José Cruz Monserrat, de 28 años, soltero, de Iglesuela del Cid; Vicente Collado Martín, de Albarracín (Teruel); León Sánchez, de 21 años, soltero, de Cerveruela; Andrés Martínez, de 27 años, casado, teniendo dos hijos y natural de Oria; Nicolás Martínez. Los trabajadores que lograron sobrevivir de la tragedia con esfuerzos y desgarrones fueron: Enrique López, de 25 años, de Villar de Cuilla (Lugo); Joaquín Sánchez, de 45 años, natural de Oria (Almería); Daniel Piquer, de 25 años, que salvo la vida resistiendo 36 horas bajo una vagoneta y 16 horas sin agua ni luz, medio enterrado y saliendo por un boquete que le abrieron los compañeros Salvador y Francisco Allén. El médico de Encinacorba atendió a los obreros heridos y el Juzgado de instrucción de Daroca con el juez realizó las declaraciones a los salvados de la catástrofe. El suceso causó una gran pesadumbre y zozobra en la población de Encinacorba y comarca, que quedaron consternados. En la Iglesia parroquial se celebraron los funerales con asistencia de todos los obreros del ferrocarril, autoridades, ingenieros de la Compañía y el pueblo todo de Encinacorba.