Antonio Rodríguez Díaz y Manuel Sánchez Martos, orialeños presos en campos de concentración nazi, murieron el 18 de noviembre de 1941 y el 5 de diciembre de 1942, en Gusen, Austria. En el complejo de Gusen se utilizaba el trabajo forzado de los presos. Esto, junto a las condiciones de vida extremadamente duras, la alimentación insuficiente y todo tipo de malos tratos, llevó al exterminio de la mayoría de los presos. Además se practicaron distintas formas de asesinato directo, tanto en el propio recinto de Gusen como mediante selecciones de presos débiles o enfermos para su muerte por gaseamiento en las instalaciones del Castillo de Hartheim o bien en vehículos adaptados para el gaseamiento. Aunque la eliminación de los presos tenía lugar en todo el conjunto de subcampos dependientes de Mauthausen, en Gusen se dio un altísimo porcentaje de los asesinatos del conjunto de ellos. Como ejemplo, de los republicanos españoles llegados a Mauthausen en 1940-1945 dos tercios murieron (un 65%), es decir, casi 5000 de los 7200 españoles. Para cerca del 80% de esos 5000 españoles que perdieron la vida, Gusen fue el escenario del asesinato. El 5 de mayo de 1945 las tropas norteamericanas llegaron a Gusen (y a Mauthausen) y esto significó el fin de aquellos campos nazis. El personal SS en su casi totalidad había abandonado aquellas instalaciones en los días previos. En la posguerra los lugares ocupados por el complejo de Gusen fueron destinados a diversos usos. La mayor parte de lo que fue Gusen I fue parcelado y dedicado a viviendas privadas. No obstante, subsisten algunos vestigios del campo nazi, entre los que cabe destacar el crematorio, junto al cual está instalado actualmente un Memorial. Allí tienen regularmente conmemoraciones a las que acuden personas desde toda Europa y de fuera de ella. Fuente: Wikipedia
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